CDMX.- Al egresar de la carrera de Ciencias de la Comunicación en 1993, Mario Quezada se fijó una misión: escribir una novela.
“Escribir libros, eso es lo que yo quería hacer”, dijo, “pero al salir de la carrera, me dediqué a hacer mi tesis y luego un amigo de mi papá me ofreció un trabajo en una agencia de publicidad”.

Lo urgente se impuso a lo importante. Mario se casó en 1999, tuvo hijos en el 2000, 2001 y 2004 y el nivel de vida que quería dar a su familia le impidió renunciar a su trabajo para entregarse por completo a su sueño.
“Entré como copy y luego me dieron el puesto de un ejecutivo que renunció, me asignaron una, dos, tres cuentas y, para no hacer el cuento largo, cuando menos lo había pensado, ya era director creativo”, narró Quezada.
“Le va muy bien en lo que hace”, dijo Tania, de 19 años de edad, quien pensábamos era su hija, pero resultó ser su tercer esposa.
El fantasma de la novela no escrita visita a Mario de forma regular.
“Pienso en mi novela con mucha frecuencia”, señaló.
“Todos mis compañeros sabían que quería ser escritor y en todas las reuniones, siempre alguien me pregunta qué tan avanzado va mi libro. Siempre respondo que va bien, pero la verdad, lo único que he escrito hasta ahora es el título: ‘Valkirias y Quimeras’ y unas seis páginas en total”, comentó el entrevistado quien, con el deber de mantener tres hogares, hoy más que nunca debe aferrarse a su trabajo.
Por El Betabel