Por El Betabel
San Pedro, NL.- Tres meses después de haber cumplido el sueño de tener una motocicleta, Dante Ramírez Cornejo, ingeniero en sistemas, sigue comentando su compra en todas y cada una de sus conversaciones.
“Es realmente molesto”, indicó Tania Huerta, cuyo espacio de trabajo colinda con el de Ramírez Cornejo, “lleva semanas mencionándolo hasta cuando no viene al caso”.
“El lunes estábamos en la cafetería con otros compañeros hablando de lo mala que es la comida en ese lugar y Dante salió con que ‘como ya tiene una moto’ podría irse a comer a donde quisiera”, señaló Tania.
“Hace una semana le pedí que se apresurara a entregar un proyecto que tiene pendiente”, comentó por su parte Luis Fernando Esqueda, su supervisor, “y me dijo ‘pues si lo quiere rápido, deje voy por mi moto al estacionamiento’… ¿qué tiene que ver una cosa con la otra?”
“Cada que pasa a mi lado cuando estoy empujando el carro de correspondencia”, explicó Jaime Sámano, becario en la empresa, “hace ‘Broooooom-Brooooom’ y me rebasa. La primera vez fue medio chistoso, pero hacer lo mismo dos o tres veces al día, ya no tanto”.
“El miércoles pasado le comenté que finalmente había comprado el anillo de compromiso que le iba a dar a mi novia y, cuando le dije lo que me había costado, me dijo que ese dinero me habría alcanzado para comprarme una moto como la suya”, agregó Alfredo Izquierdo, quien también trabaja en el lugar.
Los compañeros de trabajo de Dante no son los únicos afectados por la situación ya que su esposa, Martha Garza de Ramírez, es también una víctima.
“La otra vez estábamos discutiendo porque se gastó el dinero de las vacaciones en esa cochinada y me salió con que ‘los motociclistas tenemos un dicho’ así es que antes de que me dijera una babosada le dí una cachetada y le dije que no se hiciera el payaso porque en tres meses solo ha usado dos veces la méndiga moto”, señaló la evidentemente violenta Garza de Ramírez.

“¿Planea usted seguir presumiendo su moto por tiempo indefinido?”,
se le cuestionó.
“Para ser sincero, los verdaderos motociclistas no podemos controlar nues…”, alcanzó a decir Ramírez Cornejo antes de recibir otra cachetada por parte de su esposa que, en ese momento, decidió que la entrevista había terminado.