CDMX.- Lo que pretendía ser un romántico picnic que terminaría con una proposición de matrimonio se volvió una pesadilla para Ana y Javier, quienes descubrieron un cráneo mientras fajaban durísimo en el predio La Cantimplora del Ajusco.
“Le dije a Javier que sentía algo muy duro y el baboso me decía que era su pasión por mi, hasta que lo empujé, me quité de donde estaba y vi que estuve recostada sobre un cráneo”, informó Ana.
Un poco renuente a hacerlo porque tenía otros planes para ese día como el de seducir a su novia con aforismos, Javier accedió a llamar a las autoridades policiacas de la CDMX quienes rápidamente* llegaron al lugar.

Una vez trasladados al Servicio Médico Forense, el análisis de los restos permitió establecer que se trataba del cadáver de Manuelito Esparza Finnegan, quien hace 35 años ganara el Torneo Nacional de Escondidillas celebrado en esta capital.
Dorothy Finnegan de Esparza, madre del campeón, pudo identificar los restos gracias a que aún se podía distinguir la figura de Papá Pitufo en la playera que Manuelito portaba el día del evento.
“Practicaba todos los días para la competencia y nos dio mucho gusto cuando, después de 15 días de búsqueda, nadie pudo encontrarlo”, recordó Finnegan de Esparza.
Durante el velorio celebrado el día de ayer en conocida casa fúnebre ubicada en la calle de Sullivan**, amigos y familiares de Manuelito acudieron a darle un último adiós.
Sin duda alguna, el momento que quedó grabado en la mente de los presentes fue protagonizado por la madre de Manuelito quien colocó dentro del féretro la medalla y el diploma que acreditaban a su hijo como el Campeón Nacional de Escondidillas 1983.
“Si su padre estuviera aquí, seguramente también le diría que está orgulloso de él”, señaló Finnegan de Esparza, “pero mi marido se escondió en 1996 con mi mejor amiga y desde entonces no los he vuelto a ver”.
* 2 horas 47 minutos
** Gayosso
Por La Berenjena