CDMX.- Haciendo acopio de valor, Francisco Quiroga Villalpando, estudiante de la Facultad de Ciencias Políticas que realiza el servicio social en Los Pinos, dejó de cortar el pasto de los jardines para aproximarse al presidente Enrique Peña Nieto cuando éste se disponía a abordar un helicóptero.
“Señor presidente”, dijo el becario, “disculpe mi atrevimiento, pero he estado dando seguimiento a las campañas políticas…”.
“Qué curioso, yo también mano”, respondió Peña Nieto sin detenerse.
“Y me di cuenta de que el asunto de la Casa Blanca sigue siendo capitalizado por nuestros opositores…”, señaló Quiroga Villalpando.
“¿En serio?”, interrumpió el presidente con un dejo de hartazgo.
“Y yo solo se lo mencionaba porque creo tener una solución”, expresó finalmente el joven becario.
Con un pie ya arriba de la aeronave, Peña Nieto se detuvo, giró y caminó hacia Quiroga Villalpando.
“No voy a venderla para donar el dinero al Teletón”, señaló tajante el presidente.
“Nada de eso, señor. Lo que yo iba a decirle es… ¿por qué no la pinta de otro color?”, indicó el becario.
“¿Y eso como para qué?”, cuestionó el presidente.
“Piénselo, señor presidente… ahorita, todo mundo dice ‘La Casa Blanca esto’, ‘La Casa Blanca lo otro’, pero ¿qué pasaría si literalmente ya no hay una Casa Blanca?”, expresó Quiroga Villalpando.
Después de unos segundos, los ojos de Peña Nieto comenzaron a abrirse por completo y en sus labios comenzó a esbozarse una sonrisa. Señales claras de que había comprendido la propuesta del joven becario.
“¿Y de qué color propones pintarla?”, preguntó el mandatario.
“Para que el plan funcione”, dijo Quiroga Villalpando, “tiene que ser de un tono muy específico… podría ser zaffre… que parece azul, pero no es azul, es zaffre y así, hasta podría decirle mentirosos a quienes lo acusen de tener una casa azul, porque en realidad es zaffre. O podría ser color sinoper, que es como naranja. O quizá lusty-gallant, que es como coral pero más pálido”.
El presidente agradeció al estudiante de ciencias políticas la brillante propuesta y le anunció que, como recompensa, ya no va a cortar el pasto en Los Pinos pues a partir de la próxima semana se tendrá que reportar en la calle Sierra Gorda 150, en Las Lomas, vistiendo ropa cómoda que no le importe manchar.
Por Daucus Carota