Puebla.- “Aparentemente yo quería ser reportero”, dijo Jaime Medina, “por eso acudí con mi currículum a las instalaciones de CNN en donde, después de ofrecerme un café y un disco de José José, me llevaron a una oficina de paredes blancas, en donde solo había un sofá de color negro y una mesita de centro”.

“En el lugar no había ninguna ventana y, después de un largo rato, justo cuando estaba a punto de salir a preguntar cuánto tiempo debería esperar, la puerta se abrió y Carmen Aristegui entró a la oficina”, recordó Jaime.
“Iba a enseñarle mi currículum, pero por alguna razón lo había perdido. Aristegui avanzó hacia mí y yo no sabía qué hacer. Retrocedí hasta que estuve contra la pared, pero ella no se detuvo, me acorraló y comenzó a besarme y a acariciarme”, señaló el entrevistado.
“Yo traté de corresponder a sus avances pero algo estaba mal porque mi boca había desaparecido”, dijo Jaime, “así es que telepáticamente le pregunté al venado que asomó la cabeza a través de una recién aparecida ventana por qué no tenía boca y el astado animal me respondió diciendo ‘sémaphore’, que creo que significa semáforo en francés.
“Fue entonces cuando Aristegui, convertida en avestruz, me pidió no desesperar y dijo que me iba a enseñar a volar y, luego de ensayar en la oficina diferentes técnicas y de analizar la ruta a seguir, ambos salimos aleteando por la ventana”, indicó Jaime, contador de profesión.
“Fue un sueño rarísimo”, finalizó.
Por Daucus Carota